desnuda, aún húmeda recién salida de la ducha,
exuberante, insinuante, insultante al paso del tiempo.
Se me pierde la mirada entre tus curvas
y la carne se revoluciona preguntándome donde están tus mordiscos,
mis oídos inquietos esperan el grito libertario de tus orgasmos,
mientras que cada uno de mis pelos se erizan en la espera de tu recio amor.
Mis plexos impetuosos chispean exigiendo entrelazarse con los tuyos,
para quemar los infiernos con su ardor pendenciero formando un sol eterno
En mi boca se descubre el ansia, pidiendo de forma babeante
que te apiades de ella, que vengas ya y te derrames en ella
calmando la sed delirante, esa sed devota.
Ven a romper las barreras del aire
no demores lo inevitable y arrójame tu alegría,
ven y satisface tu hambre con la mía,
salda las dudas que tienes con la espera,
mátame tantas veces como puedas,
ámame con tu belleza eterna,
devórame tantas veces como te atrevas.
Ven y ámame como solo las diosas saben y pueden hacerlo.
Por los siglos de los siglos.
Amen
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