donde tu nuca me provoca el deseo de morder con ansia
tras babearte y descubrir tu escalofrió,
me deslizo hacia tu ondulada espalda
lienzo de jeroglíficos que tu solo sabes descifrar.
Por sorpresa doy un giro
y rodeo la manzana de tu vientre
colmado de rocíos
para sucumbir en la sombra del valle
donde mis dedos interpretan la sinfonía del deseo.
En el suspiro del sofoco
donde la lujuria se desborda
entre pasiones contenidas
hago un alto en el camino
rozando el filo de tu ombligo
en el vértice del precipicio
para después mecerme
en tus pezones tersos y rosáceos
insultantes al cielo
provocando al viento
desafiando como pitones
preparando la embestida
del capote del cálido abrazo.
Entre espumas blancas
y marismas se funde el tiempo
con las pasiones
al compás del latido donde me pierdo,
donde casi desfallezco por falta de aliento,
perdiendo la noción de lo conocido
en el abrazo húmedo y tierno
donde caemos vencidos por el sueño
como deteniendo el vuelo
tras surcar el cielo
de nuestras pasiones y deseos.
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