buscando entre ellos el que me ha dejado un sabor más duradero,
revolviendo entre las horas vividas que han valido la pena,
hundido entre mullidos y cálidos momentos guardados en el alma,
formando parte de ese paraíso del cual no podemos ser desterrados.
Siempre volviendo a la intensidad de mi infancia,
donde las cosas simples son las más extraordinarias,
donde los sentidos vuelven a percibir olores, sabores, colores y melodías
que te hacen presente que valió la pena vivir la magia de aquellos momentos.
Al final, de vuelta al tiempo presente, seco las lagrimas derramadas
por el paseo entre la distancia y la añoranza
de los seres queridos a los que ya no puedo abrazar,
los que estuvieron en el momento oportuno
formando parte de mi vida para siempre,
surgiendo de nuevo la sonrisa de saber que estuve allí
formando parte de una realidad anclada en el recuerdo.
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