miércoles, 18 de marzo de 2015

Al final, lo único que quedará será el Rock & Roll - Pere Ll. Mataró


Nunca he sido paciente, pero ahora menos,
y es que no me gusta perder el tiempo con lo que me desagrada, a estas alturas de mi vida no me quedan ganas de quedar bien, no tengo porque fingir con quien no me importa ni por lo que no siento, se acabo el tener una sonrisa por compromiso con quien no aprecia una sonrisa.

Las mentiras y las manipulaciones no me quitan el sueño, simplemente me alejo de ellas como si me produjeran urticaria, y ya no aguanto el amor condicionado a algún tipo de interés, no quiero vivir ni un momento con la hipocresía o la deshonestidad.

En la amistad no tolero la traición, el tiempo y las circunstancias me han enseñado que existen muy pocas amistades incondicionales, y realmente no me importa, tengo suficiente con las que han quedado, la consideración de amigo es demasiado importante para otorgársela a cualquiera.

La familia, bueno, sin sorpresas a mis cincuenta y tantos, curado de espantos, aunque la sangre de tu sangre duele a menudo, más de lo que debería, pero prefiero dejar fluir sin buscar ni dar explicaciones, sobre todo cuando hay demasiadas cosas que no comprendo.
En cuanto a mis hijos, pues preocupado por los tiempos que les ha tocado vivir, y orgulloso de ser su padre.

Voy soltando lastre, el equipaje pesa demasiado y con menos también se vive, cada vez queda menos tiempo para perder y las ataduras terrenales no compensan, demasiadas bagatelas apiladas en los desvanes, solo cargo con los vínculos sentimentales, y cada vez doy más importancia a quien logra arrancarme una sonrisa de mis labios.

El tiempo no perdona, y uno ya empieza a sufrir las consecuencias de los excesos, aunque sigo sin tener un no para un buen whisky de malta, aunque luego se me suba a la cabeza con más facilidad que hace algún tiempo.

El sexo, pues menos que antes, pero de mejor calidad, uno se vuelve más selectivo con la edad y va dejando la mala costumbre de follarse todo lo que se mueve y lleve faldas, voy aplicándome el dicho ese que dice: lo poco y bueno, dos veces bueno. No obstante, sigo sin tener dolor de cabeza cuando toca bailar con mi pareja, tan melómana como yo.


Como decía la canción, “Demasiado viejo para el Rock & Roll demasiado joven para morir”, y mientras tanto, en homenaje a lo que he sido, seguiré haciendo el indio hasta que pueda o hasta que me dejen. Al final, lo único que quedará será el Rock & Roll.

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