sábado, 25 de abril de 2015

Rod Stewart - Another Heartache

Pere Ll. Mataró – Enseñame


Tengo que tomarme un respiro
y robarle tiempo al tiempo,
para poder leer entre líneas
y escuchar bien el silencio.

Es tiempo de dejar cicatrizar las heridas abiertas en este largo viaje,
y quiero que me enseñes…

Enséñame la magia de tu mundo,
ese mundo del que guardas sus secretos,
donde las buenas historias nunca terminan,
donde el susurro acaricia,
la ignorancia es amable
y el dolor perece con la verdad.

Enséñame a bailar la última canción en tus brazos,
mientras leo en tus ojos todas tus tristes despedidas
y escucho en tus suspiros la parte de esa niña
que aún sigue sorprendiéndose.

Enséñame a vivir en tu regazo,
donde puedo respirar verdadera libertad,
sin miedo a equivocarme
hasta el final de mi tiempo.

Enséñame lo que no he sido capaz de aprender,
mientras riegas mi alma con la lluvia que guardas en tus nubes,
y me besas con el deseo contenido en tus entrañas.

Enséñame…



viernes, 24 de abril de 2015

Agnes Obel - Riverside

Pere Ll. Mataró – Una y otra vez

Tumbado en el círculo
de la confusión de los recuerdos,
te veo lejana guardando mi sombra
una y otra vez.

Caminando como brisa entre la gente que ya no veo porque solo tengo ojos para tu sonrisa,
esa que borra toda tristeza que
muchas veces, tiempo atrás, me ahogó una y otra vez

Siempre estás donde empiezo a buscarte…
Una y otra vez

sábado, 18 de abril de 2015

Agnes Obel - The Curse

Pere Ll. Mataró - Cuando se rompe lo último que esperabas que se rompiera

La fragilidad de las cosas me sorprende tristemente,
el como todo cambia por un simple aleteo de mariposa,
de cómo un suspiro produce acontecimientos inesperados que transformándose en torbellino lo devastan todo.

La desnudez me invade tras el desengaño de un sueño que se ha muerto en la invalidez de la sin razón.

Todo me golpea desde dentro,
gritándome desde la locura de la lucha absurda,
del suplicio por continuar levantándome tras una y otra caída,
ya no queda tiempo,
ya no tengo tiempo porque le he dado la espalda.

Lo absurdo a irrumpido en mi
anulando mi pensamiento,
la realidad es demasiado cruda para poder seguir en este camino a ninguna parte.

Demasiados naufragios,
demasiados sueños rotos, demasiadas veces creyendo encontrar
el suspiro en medio del ahogo…

Demasiado dolor en un mar de silencio que te engulle
al fondo del abismo, para escupirte desgarrado a cualquier playa desierta.

Ya no quedan más baladas donde regocijar mis oídos,
enmudeció la música que hasta hace poco bailaba,
toda esperanza yace muerta en el valle de los desencantados
donde muere el amor envuelto en silencio.

Esta puta vida me ha chuleado una y otra vez,
hasta desahuciarme de la ilusión,
hasta dejarme huérfano de sueños,
arrancándome la esperanza y vaciándome de vida.

Ya no queda nada,
ya no espero nada,
la magia se ha quedado enmudecida
entre antiguos llantos
de risas marchitas
entre mis carnes
donde solo resuenan tristezas
y vergüenzas que se agrietan al sol
de un nuevo día.

Mis recuerdos recuerdan en su último esfuerzo
las amores pasados,
las penas, odios, dolores,
que en sus muros encontraron cobijo.
¡Cuántas ilusiones muertas!,
universos enterrados,
juegos de niños que fueron
por las sombras olvidados.

Cuantas penas, cuantos intentos,
cuantos lamentos y sueños rotos,
cuantos perdones pendientes,
cuantos silencios rotos en vano,
cuanta tristeza desbordada
cuanta nada 

cuando se rompe lo último que esperabas que se rompiera.

jueves, 2 de abril de 2015

BUNBURY - Más alto que nosotros sólo el cielo

Tiempo reflexivo - Pere Ll. Mataró

Anúdame a tu piel
en un abrazo intenso,
y arrástrame a la renuncia de lo banal.

Apártame de la lógica coherente
dándome el fluido que porta tu lengua,
mientras me aprietas contra tu pecho
para perderme en tus suspiros repletos de caos.

Despójame de dentro lo aprendido,
lo que me ahoga en mares racionales,
y húndeme hasta las profundidades de tu abismo
donde los sueños corren libres.

Aparéate conmigo, como amante eterna,
rodeándome con tus piernas,
y hazme sentir el calor que derrita
el frío donde yace congelada mi esperanza.

Agriétame el alma
para que fluya el veneno que me asfixia,
por el desengaño acumulado durante tantos años,
e inúndala de la paz que emanas.


Invádeme cada palmo de mi piel
hasta que quede curtida por el roce de tu cuerpo,
y gime hembra mía,
deleita mis oídos con tus gritos de chirriante silencio
mirándome con tus ojos reflejo de noches mágicas bajo cielos estrellados,
y no dejes que vuelva al mundo donde he aprendido,

quiero quedarme por siempre acurrucado en tu anarquía.

miércoles, 1 de abril de 2015

Enrique Bunbury & Andrés Calamaro - Crimen

A qué esperas - Risto Mejide

A qué esperas. Sí, tú, no leas hacia otra parte. Mírame a las letras, que te estoy escribiendo a ti. Hoy me apetece cogerte por las solapas y sacudirte hasta despeinarte las cejas. Que a qué esperas, digo. Que igual no te has dado cuenta, pero desde que naces se te va la vida. Que igual no te has parado a pensar, que ya estamos en tiempo de descuento. Que el día menos pensado, alguien o algo nos dice que ya está. Que un día te vas, coño, que ese día podría ser ya.

A qué esperas. Tu miedo te está ganando la partida. Cada segundo que dejas pasar sin hacerle frente, es un minipunto que sube a su marcador. Y la remontada se hace cada vez más difícil. Y aquí no hay prórrogas, ni tanda de penaltis, ni ná de ná. Recién acaba de empezar el partido y tú ya te estás metiendo goles en propia puerta. Y aún así me dirás que pretendes empatar.

Que a qué esperas, te digo. Y aún te vas a creer que esto no va contigo. Nadie va a venir a buscarte. Nadie vendrá a sacarte de este letargo existencial al que llamas espera. Esperar para qué. Esperar hasta cuándo. O hasta quién. Nadie está pendiente de quien no tiene nada que hacer ni mucho menos de quien no demuestra que quiere hacerlo. La espera sólo va a hacerte más viejo, más agotado, menos ágil y más lejos de lo que realmente quieres, que te recuerdo que se mueve, que avanza, se va.

No me digas que vendrán tiempos mejores. El mejor momento para hacer las cosas es ahora. No porque ahora sea mucho mejor que antes o después. Es porque es el único momento que realmente tienes. Lo demás es mentira. Lo demás vete tú a saber si volverá. Que no, que no te estoy diciendo que aproveches el tiempo, sino que dejes ya de esperar. Ni carpe diem ni leches. Que espabiles. Que venga, va.

Esperar es decirle a tu vida que en realidad te van a sobrar días. Que ya se los podrían haber dado a otro. Porque tú no los piensas usar. Menudo desperdicio. Menuda decepción. Anda, aparta y deja sitio para los que vienen detrás. Porque jamás has estado solo, porque tú y tu generación tenéis sólo una ventana de oportunidad. Y por cierto, una edad. Estamos todos en una carrera de fondo a ritmo de sprint final: si no consigues que te persigan, te adelantarán.

Que pase un tiempo prudencial, pensarás. Malas noticias, la prudencia ha muerto. La inmediatez es el nuevo estado de las cosas. La experiencia ya no es un grado, sino una cuenta atrás. Que la vida ocurre en directo, darling. Lo que llega tarde ya nadie lo escucha, ya ha pasado, ya no está. Y lo que no esté ocurriendo ahora es falso hasta que no se demuestre lo contrario. Y cuando se demuestre, será en otro ahora, será en otro ya.

Con los años, además, te das cuenta de que la espontaneidad es lo único creíble, lo único real. Fíate sólo de lo que ocurra de forma espontánea y natural. De la gente que siempre dice lo que piensa, que suele ser la que no se para demasiado a pensar cómo te lo dirá. Hazlo o vivirás siempre colgado de un artificio. Hazlo o jamás volverás a escuchar ninguna verdad.

Lo preparado es siempre fruto de alguna estrategia. O lo que es lo mismo, una conspiración. Y yo ya estoy cada vez más harto de conspirar. Creo en la gente que va de frente por la vida, la que no necesita estratagemas para triunfar. Si me quieres así, me adorarás. Y si no, eso es que nunca me has querido, ni me querrás.

Por eso, te agarro hoy por las ganas y te digo que a qué esperas. Por eso te ruego que esto no lo leas como una amenaza. Que lo leas como un subidón vital. El que me da cada vez que me digo tira millas. El que siento cada vez que veo la suerte echada, que es lo mismo que ponerla a descansar. Porque ya no dependes de ella, porque ya no la esperas, porque ya te vas.

A qué esperas. Dímelo porque cada vez estoy más convencido de estas dos frases que he dejado para el final.

Morir es dejar la vida en espera.

Vivir es decidir que la vas a buscar.