domingo, 30 de abril de 2017

Como extraño... - Pere Ll. Mataró

Extraño lo que he olvidado de mi niñez,
esos detalles, que sin recordarlos se que me hacían reír.

Las conversaciones con mi abuela, que aunque olvidadas,
se que me amparaban en su calidez.

Los paseos por mi pueblo natal, donde los senderos, ya perdidos,
guardaban esa magia especial que solo se percibe con la mirada de la niñez.

La calle… Esa calle repleta de juegos, sin transito que los interrumpiera,
la compañía de los compañeros de correrías, ahora ya sin rostro.

Extraño ese vacío que deja el olvido con el paso del tiempo senil,
esa amargura de perder la capacidad cognitiva de un pasado cercano
que cada vez parece estar más lejos.

Como extraño esa niñez borrosa, ese primer beso con labios borrados,
como encuentro a faltar esas risas que junto a los míos resonaban
en el patio trasero de casa de “l´iaia”, 

en el número 14 de la calle Murillo, remodelada y convertida en numero 43,
esa risas en la calle haciendo eco con el muro
de la fábrica de Can Bitllets, derruida para hacer en su lugar casas pareadas,
esas fiestas mayores con entoldado y orquesta en La Massa,
las sillitas de las atracciones, el olor del algodón de azúcar recién hecho,
el dulce de las manzanas de caramelo con su deslumbrante rojo intenso, el aroma de las almendras recién garrapiñadas …

Como extraño la sencillez de las cosas desde el prisma de la inocencia de la niñez
que se escapa disipándose en un cruel olvido impuesto por un tiempo que no perdona…

Como extraño la niñez olvidada, 
como extraño el tiempo del ¡churro mediamanga, mangotero, 
adivina qué tengo en el puchero!

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